miércoles, 22 de octubre de 2008

“La poesía está escrita más en los silencios que en las palabras”

Entrevista a José A. Yepes Azparren, por Juan M. Parada.


José Antonio Yepes Azparren, Barquisimeto, (1960). Poeta, narrador y crítico literario, luego de una larga pausa que se inicia a finales de los años 80, tras la edición de Más cercano al día, (FUNDARTE, 1987) publica: El sendero de los pájaros (Ateneo de Barquisimeto y Cenal, 2007). Una selección de poemas donde musicalidad, silencio, lenguaje depurado y reflexión estética se albergan en el universo de su poética.

Usted dice: El poema más que partir del silencio, aspira a él ¿En qué punto se funden silencio y palabra, en la poesía de Yepes Azparren?
Es en el silencio donde está el verdadero sentido del poema. Se escribe en la búsqueda de ese silencio. Y se comienza a escribir cuando ese silencio ha llegado, nos llama. La poesía está escrita más en los silencios que en las palabras. Ellas, las palabras, deben remitirnos al silencio original que produjo la irrupción del poema.

"Lo fundamental no es lo que dicen sus palabras, sino sus silencios."
Sí, ¿dónde escribí eso?

En tu poética 2004 (en la pagina Web española “Artes poéticas”. Recopilación de las artes poéticas en castellano) (1). Y lo reafirmas mejor en tu poema La senda del vacío.

” Buscar el camino más seguro
que nos lleve a la senda del vacío


Dar los primeros pasos
por el camino de nada
para llegar al gran silencio
(…)
Hasta el punto donde ya no se busca”


Exactamente. ¡Es la búsqueda primordial! después de la cual no hay nada; y el silencio que produce el poema nos devuelve al silencio original, la nada de donde nace la palabra.

Se parte del silencio, para buscar el silencio; aún cuando se trabaja con el lenguaje, como medio y como fin.
No lo había pensado con esas palabras, pero es así. Es que el lenguaje busca traducir ese silencio, por tanto, es natural que lo produzca.

Intensa búsqueda ¿no?:
Sí, muy intensa y difícil. Porque si se busca el silencio lo natural es que se haga a través de una ardua sonoridad. Una poesía musical. Un poema para mí es como una canción. Y en toda canción debe haber silencio para que exista la música.

Sé que para ti la fonación es fundamental, esencial en el poema...
No concibo la poesía sin la musicalidad.

Qué aspira la poesía de Yepes Azparren ¿Cosmovisión? ¿Exorcismo? ¿O se reduce a la búsqueda de una estética personal que incluye fonación y silencio al mismo tiempo?
Mi poesía aspira a decir contenidos que me interesan muy especialmente, pero sobretodo es una indagación en las posibilidades musicales de las palabras. Eso define mi búsqueda. Pero también mis poemas son una meditación sobre la palabra, que abarca desde el juego lírico a la indagación filosófica. No concibo una poesía sin pensamiento.

Es decir, esos contenidos pueden variar con el tiempo, lo inalterable es esa indagación que comentas...
Ciertamente; lo importante es la musicalidad de las palabras, pero también algo fundamental: mi poesía busca crear o develar enigmas, sobre silencios siempre renovados.

“No sabemos lo que nos será dado traer a la página en blanco” afirma usted en su Poética 2004 y en el epílogo de sus Poema Selectos escribe que muchos poetas han habitado en su ser ¿Cómo se debe preparar un ser humano para ser instrumento mediador de la poesía?
Conociendo a fondo las posibilidades de la palabra. Y eso se logra leyendo todo lo que han escrito los grandes poetas. Es una tarea que no tiene fin. Hay que conocer la historia de la poesía. Y a partir de allí comenzar a escribir lo que no ha sido escrito todavía. La poesía no puede ser un arte ingenuo. Por el contrario, es un arte de la madurez. Por eso, supongo, que he publicado tan poco, porque he dejado madurar mis libros.

¿Y qué tipo de arte debe ser?
Un arte muy exigente, absorbente y que requiere que le dediquemos toda la vida. No creo que muchos estén dispuestos a ese sacrificio

¿Y ser poeta es algo que se decide?
No. Se da o no se da. Ese tipo de decisiones no se toman. La poesía es una exigencia que compromete la existencia entera. Se da sin que lo sepamos. No creeré jamás que sea una elección.

¿Cómo se dio en ti?
En mi caso, se dio como lo he dicho, pero postergando una carrera de medicina que siempre iba aplazando. Un día me di cuenta que tenía 27 libros de poesía y que no había hecho otra cosa.

Se podría decir que más que una decisión, es una convicción... una forma de vivir.
Es una fatalidad que se convierte en una forma desvivir.

¿Fatalidad? ¿Por las revelaciones?
No, porque no da ni renta ni hacienda y el poeta se convierte en un ser marginal y marginado. Y eso no es lo que él buscaba.

Baudelaire decía: El estado se come al poeta por tajadas... ¿tendrá esto algo que ver con lo que crees?
El poeta descuida su vida. A eso me refiero. Vive en una alegre despreocupación que después paga muy caro.

¿Será por eso que tardaste tanto en publicar poesía luego de Más cercano al día.... ¿por el descuido de estar imbuido en la escritura?
Claro y porque no me preocupaba obtener fama de poeta. Me interesaba sólo escribir. Eso sí, he sido amigo de los grandes poeta de este país y ellos sí conocían mi poesía inédita.

Juan Liscano, Sánchez Peláez, lo sé, sé que te auparon en las primeras publicaciones. ¿Cómo fue esa experiencia?
Fue muy grata. Ser amigo de poetas como Juan Liscano, Juan Sánchez Peláez, Ida Gramcko, Juan Calzadilla, Eugenio Montejo, Alfredo Silva estrada, Elizabeth Schön y Ramón Palomares, por nombrar los que más quiero, ha siso una experiencia fundamental en mi vida. Pero ciertamente fue una amistad donde compartíamos los mismos puntos de vista. Sólo Ida Gramcko fue mi maestra. Y su clase magistral duró toda una noche-madrugada, en el año 1987, día en el cual ella me enseñó la diferencia entre la poesía hecha de imágenes y la poesía narrativa. De allí, mi camino lo hice solo, en solitario, pero teniéndolos a todos ellos como interlocutores. Ha sido muy triste verlos partir y el gran silencio que han dejado en la vida cotidiana. Sobreviven Calzadilla, Palomares y Silva Estrada. Del último no he sabido más desde 1995.

¿Crees que hayan dejado un gran silencio?
Sí, en mi vida cotidiana lo siento siempre. Yo, por ejemplo, hablaba con Ida al menos una vez a la semana. Con Elizabeht cada 15 días. Me refiero a ese silencio. A eso se suma ahora el silencio de Montejo. Sus emails nos me acompañarán más.

Entonces se puede decir qué sí has tenido maestros dentro de la poesía venezolana...
Ida Gramcko. En los demás reconocía mis propias maneras de ver el mundo. Cuando Juan Sánchez Peláez quería decir que un poeta no era bueno, expresaba: "Es que no tiene buen oído". Y lo mismo pensaba yo. En esas coincidencias y en que amabamos a los mismo auotres se fundaba nuestra amistad. Y nos divertíamos muchos. Tengo de Juan muchas anécdotas que algún día te contaré. Una vez, por ejemplo, lo encontré muy deprimido. Era el año 1990. Y su esposa, Malena, me hizo pasar a su cuarto. El poeta estaba seriamente deprimido; no quería levantarse de la cama. Parecía que era un dolor físico. Al rato me alcanzó un libro de Vicente Gerbasi (Iniciación en la intemperie) y buscó un poema que le dedicaba (titulado “Juan Sánchez Peláez), el cual era muy malo, con un pésimo final. L poeta estaba mortificado y sufriendo, no porque Gerbasi le hubiera dedicado un mal poema, sino porque Gerbasi había publicado un malísimo poema. Se preguntaba: ¿Por qué no me dio a leer el libro antes de publicarlo, como hacía antes? Así eran Juan Sánchez Peláez.

De hecho, sé que Juan, hasta poco antes de morir, le hizo una especie de inquisición a uno de sus primeros libros del cual no estaba satisfecho... y que en su biblioteca, casi todos sus libros tenían tachones y enmiendas; les pegaba papeles escritos a máquina con los versos corregidos… eso demuestra su nivel de exigencia.
En realidad, Juan cambiaba de gustos con frecuencia. Hay otra anécdota. Un funcionario de Monte Ávila, Gabriel Rodríguez, sugirió que cambiara algunos poemas de su Poesía Completa. Y a Juan le pareció bien. Luego cuando salió su antología "Poesía", prologada por Adriano González León, se arrepintió desmesuradamente. Y estuvo muy preocupado y dolido por años hasta que salió de nuevo su "Poesía", en una edición renovada, el volumen azul con el prólogo de Leonardo Padrón. Recuerdo que me dijo que lo comparara, que esa sí era su POESíA, que él quería que yo lo tuviera…Sabrás que mi libro de Fundarte lo tuvo a él como lector. La nota que le hizo en esa oportunidad aparecerá en la segunda edición de El sedero de los pájaros, que está ya por salir.

¿Te sientes cercano a alguna corriente de la poesía venezolana, o algún poeta en particular?
Al único poeta que siento cercano por la temática es a Eugenio Montejo. De hecho, he encontrado mucho parecido, pero no se puede hablar de influencia en este caso. Trabajamos con los mismos elementos. Hay cosas que él escribió que por momentos me resultan muy cercanas, que yo no escribiré, porque yo las diría de otra manera. Me refiero a versos, no fragmentos largos.
Y en la crítica literaria siento muy cercana la voz de Ida Gramcko. A veces tengo que cambiar algo que se me parece mucho a ella. Es que la leí por muchos años.

¿Y podemos hablar de influencias de otros poetas o artistas?
No. Mi poesía es una isla solitaria. Y no sé si sea bueno o no. Por lo menos demuestra que no he tenido a nadie en mente mientras escribía.

Es decir, ¿estudia toda o casi toda la historia de la poesía universal y no asimila ninguna influencia?
Las influencias logro transmutarlas conscientemente, pero el asunto es más complejo. Muchas veces no logro la escritura de un verso y recuerdo un procedimiento de determinado poeta y encuentro la solución. La poesía que conozco, más que influencias, me regalan caminos a seguir. Los grandes poetas no son influencia para mí sino guías, que es otra forma de la influencia, si a ver vamos.

Usted dice que siempre aspira el poema sorprendente ¿Alguna influencia del relato breve? (Cambiemos la palabra influencia por aprendizaje).
No, es al revés. Mi poesía me ha llevado al cuento breve. Tengo un libro inédito de micro cuentos. Son cerca de 90. Digamos que el micro cuento es "una poética de la brevedad"

¿Su afán por el poema breve (y el relato) se debe a algún gusto particular o es más bien una forma de expresión espiritual, propia de su ser?
Mira, supongo que originalmente se debió a poetas como Giuseppe Ungaretti, pero luego seguí escribiendo poemas breves por propensión natural a la síntesis absoluta, a la brevedad.

Algo propio de tu ser…
Es lo más convincente como explicación. Pero en mi libro El sendero de los pájaros te encuentras ya con poemas más largos. O en mi libro Tarabana, donde doy a conocer poemas de largo aliento.

Recuerdo Tarabana. Allí hay un vuelco total de tu poética; incluso exploras en la diagramación de los versos...
Sí, es otra voz la que hay allí. Exploro en el corte de los versos a la manera de Reverdi. Y lo admito, todo eso hay sido hecho ya. Lo importante es cómo abordo los temas, que sí es de una manera completamente personal.

¿Cuál es tu apreciación respecto a la nueva poesía venezolana?
Te sorprenderá mi respuesta, pero no la conozco. Está Belmonte (creo que así se escribe), que incluso tiene un libro de cuentos. Ya no tengo curiosidad por estar al día en lo que se escribe en Venezuela.

¿Y en Lara?
Con respecto a Lara no hay ninguna voz nueva desde que publiqué mi Antología de la poesía universal de estado Lara (2007). Sólo he conocido algunos poemas de María Auxiliadora Chirinos, que me han interesado mucho. Ahora, si me tocara hacer la antología de nuevo, seguro que la incluiría con esos poemas.

Lástima que no la incluiste en la pasada antología... es muy buena…
Sí, pero ella no ha publicado todavía esos poemas. Te diré que lo importante de mi antología es que recoge voces como Roberto Montesinos, Marco Aurelio Rojas, Rafael Michelena Fortoul (Chicharrita), Julio Garmendia, Pío Tamayo, Antonio Castellanos, Venegas Filardo, Luís Beltrán Guerrero, Hermann Garmendia, Elisio Jiménez Sierra, Alí Lameda, hasta llegar a Rafael Cadenas y a los poetas más recientes. Esa selección no se había hecho y tenía que hacerse.

Por cierto muy controvertida la Antología ¿No? Por aquello de bajar del pedestal a algunos poetas que "otros" consideran consagrados.
No estoy enterado de las opiniones que ha despertado mi antología. Sobre lo que dices, simplemente dije lo que aprecio (veo) de cada poeta seleccionado.

Hacer una antología trae sus consecuencias... ¿Verdad? buenas y malas... el hecho es que representa un gran aporte, si se hace con honestidad...
Los que no aparecen en la antología no merecen estar allí, al menos hasta 1945. Esa es la verdadera antología. De la segunda parte puedo eliminar 10 poetas y el panorama no cambia en absoluto. Es que eran mejores los poetas los existentes hasta el año 1945.

Para concluir, Yepes Azparren, ¿Cuál es tu convicción como artista? y ¿qué mensaje les envías a los jóvenes escritores..?
No tengo convicción alguna. Sólo he hecho lo imposible por escribir una poesía que se desarrollara dentro de la corriente musical o de la fonación de las palabras. Y lo he conseguido a costa de malograr mi vida. No sé vivir en esta sociedad de compra-venta. Debí haber vivido en otra época. Y seguramente hubiera tenido la misma concepción de la poesía. La poesía es lo único que me importa.
En cuanto a los jóvenes, le sugiero que se dediquen al cuento o a la novela.

¿Por qué sólo la narrativa y no la poesía? Me parece injusto…
La poesía exige demasiado para ser auténtica. Son muchos los sacrificios que exige a cambio de nada. Por lo menos en estos países escribir es inútil. Al buen poeta le cuesta mucho dar a conocer su trabajo. Eso lo decía José Ángel Valente y es una verdad inocultable. Pero si el escritor quiere ser poeta, que lea las Cartas a un joven poeta de Rainer María Rilke, a ver si todavía no se desilusiona. Aunque te confieso que yo fui feliz mientras escribía. Eso es innegable.

Barquisimeto, 23 de junio de 2008.

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