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miércoles, 3 de marzo de 2010

UN BUEN CUENTISTA LOGRA QUE EL LECTOR SE OLVIDE DE LAS PALABRAS ESCRITAS

Entrevista a José Acosta, por Juan Manuel Parada.

José Acosta, narrador y poeta dominicano de dilatada trayectoria, accedió a esta entrevista que publico para reforzar los conceptos estudiados en torno al cuento breve. Estas misma preguntas serán respondidas por otros escritores de Nuestra América y se mostrarán acá para contrastar diversos puntos de vista.

1- Cortázar afirma que el cuento contemporáneo se propone como una máquina infalible destinada a cumplir su misión narrativa con la máxima economía de medios ¿Sigue vigente esta aseveración?

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martes, 23 de febrero de 2010

"EL CUENTO GANA CADA VEZ MÁS LECTORES"

Entrevista a Gabriel Jiménez Emán, por Juan Manuel Parada.
Cuentista, narrador, ensayista, traductor, editor independiente, crítico literario, profesor y poeta. Su obra ha sido traducida a varios idiomas y recogida en antologías latinoamericanas y europeas. Actualmente, uno de los cuentistas más leidos en el país, compartimos esta entrevista para seguir ampliando, e incluso debatiendo, en torno al cuento.


1. Cortázar afirma que el cuento contemporáneo se propone como una máquina infalible destinada a cumplir su misión narrativa con la máxima economía de medios. ¿sigue vigente esa aseveración?

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lunes, 15 de febrero de 2010

"CON EL ADVENIMIENTO DE INTERNET SE HA POTENCIADO LA FUERZA DEL CUENTO"

Entrevista a Luis Barrera Linares, por Juan Manuel Parada.
Maracaibo, 1951, Luis B. L. escritor y crítico. Uno de los más destacados y prolíficos investigadores venezolanos que han dedicado parte de su bibliografía al "Cuento breve y sus alrededores". Con esta entrevista nos planteamos ampliar los conceptos en torno al arte de narrar. Pronto las respuesta a estas mismas preguntas por: Gabriel Jiménez Emán y José Acosta.

1- Cortázar afirma que el cuento contemporáneo se propone como una máquina infalible destinada a cumplir su misión narrativa con la máxima economía de medios ¿Sigue vigente esta aseveración?

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miércoles, 22 de octubre de 2008

“La poesía está escrita más en los silencios que en las palabras”

Entrevista a José A. Yepes Azparren, por Juan M. Parada.

José Antonio Yepes Azparren, Barquisimeto, (1960). Poeta, narrador y crítico literario, luego de una larga pausa que se inicia a finales de los años 80, tras la edición de Más cercano al día, (FUNDARTE, 1987) publica: El sendero de los pájaros (Ateneo de Barquisimeto y Cenal, 2007). Una selección de poemas donde musicalidad, silencio, lenguaje depurado y reflexión estética se albergan en el universo de su poética.

Usted dice: El poema más que partir del silencio, aspira a él ¿En qué punto se funden silencio y palabra, en la poesía de Yepes Azparren?
Es en el silencio donde está el verdadero sentido del poema. Se escribe en la búsqueda de ese silencio. Y se comienza a escribir cuando ese silencio ha llegado, nos llama. La poesía está escrita más en los silencios que en las palabras. Ellas, las palabras, deben remitirnos al silencio original que produjo la irrupción del poema.

"Lo fundamental no es lo que dicen sus palabras, sino sus silencios."
Sí, ¿dónde escribí eso?

En tu poética 2004 (en la pagina Web española “Artes poéticas”. Recopilación de las artes poéticas en castellano) (1). Y lo reafirmas mejor en tu poema La senda del vacío.

” Buscar el camino más seguro
que nos lleve a la senda del vacío


Dar los primeros pasos
por el camino de nada
para llegar al gran silencio
(…)
Hasta el punto donde ya no se busca”


Exactamente. ¡Es la búsqueda primordial! después de la cual no hay nada; y el silencio que produce el poema nos devuelve al silencio original, la nada de donde nace la palabra.

Se parte del silencio, para buscar el silencio; aún cuando se trabaja con el lenguaje, como medio y como fin.
No lo había pensado con esas palabras, pero es así. Es que el lenguaje busca traducir ese silencio, por tanto, es natural que lo produzca.

Intensa búsqueda ¿no?:
Sí, muy intensa y difícil. Porque si se busca el silencio lo natural es que se haga a través de una ardua sonoridad. Una poesía musical. Un poema para mí es como una canción. Y en toda canción debe haber silencio para que exista la música.

Sé que para ti la fonación es fundamental, esencial en el poema...
No concibo la poesía sin la musicalidad.

Qué aspira la poesía de Yepes Azparren ¿Cosmovisión? ¿Exorcismo? ¿O se reduce a la búsqueda de una estética personal que incluye fonación y silencio al mismo tiempo?
Mi poesía aspira a decir contenidos que me interesan muy especialmente, pero sobretodo es una indagación en las posibilidades musicales de las palabras. Eso define mi búsqueda. Pero también mis poemas son una meditación sobre la palabra, que abarca desde el juego lírico a la indagación filosófica. No concibo una poesía sin pensamiento.

Es decir, esos contenidos pueden variar con el tiempo, lo inalterable es esa indagación que comentas...
Ciertamente; lo importante es la musicalidad de las palabras, pero también algo fundamental: mi poesía busca crear o develar enigmas, sobre silencios siempre renovados.

“No sabemos lo que nos será dado traer a la página en blanco” afirma usted en su Poética 2004 y en el epílogo de sus Poema Selectos escribe que muchos poetas han habitado en su ser ¿Cómo se debe preparar un ser humano para ser instrumento mediador de la poesía?
Conociendo a fondo las posibilidades de la palabra. Y eso se logra leyendo todo lo que han escrito los grandes poetas. Es una tarea que no tiene fin. Hay que conocer la historia de la poesía. Y a partir de allí comenzar a escribir lo que no ha sido escrito todavía. La poesía no puede ser un arte ingenuo. Por el contrario, es un arte de la madurez. Por eso, supongo, que he publicado tan poco, porque he dejado madurar mis libros.

¿Y qué tipo de arte debe ser?
Un arte muy exigente, absorbente y que requiere que le dediquemos toda la vida. No creo que muchos estén dispuestos a ese sacrificio

¿Y ser poeta es algo que se decide?
No. Se da o no se da. Ese tipo de decisiones no se toman. La poesía es una exigencia que compromete la existencia entera. Se da sin que lo sepamos. No creeré jamás que sea una elección.

¿Cómo se dio en ti?
En mi caso, se dio como lo he dicho, pero postergando una carrera de medicina que siempre iba aplazando. Un día me di cuenta que tenía 27 libros de poesía y que no había hecho otra cosa.

Se podría decir que más que una decisión, es una convicción... una forma de vivir.
Es una fatalidad que se convierte en una forma desvivir.

¿Fatalidad? ¿Por las revelaciones?
No, porque no da ni renta ni hacienda y el poeta se convierte en un ser marginal y marginado. Y eso no es lo que él buscaba.

Baudelaire decía: El estado se come al poeta por tajadas... ¿tendrá esto algo que ver con lo que crees?
El poeta descuida su vida. A eso me refiero. Vive en una alegre despreocupación que después paga muy caro.

¿Será por eso que tardaste tanto en publicar poesía luego de Más cercano al día.... ¿por el descuido de estar imbuido en la escritura?
Claro y porque no me preocupaba obtener fama de poeta. Me interesaba sólo escribir. Eso sí, he sido amigo de los grandes poeta de este país y ellos sí conocían mi poesía inédita.

Juan Liscano, Sánchez Peláez, lo sé, sé que te auparon en las primeras publicaciones. ¿Cómo fue esa experiencia?
Fue muy grata. Ser amigo de poetas como Juan Liscano, Juan Sánchez Peláez, Ida Gramcko, Juan Calzadilla, Eugenio Montejo, Alfredo Silva estrada, Elizabeth Schön y Ramón Palomares, por nombrar los que más quiero, ha siso una experiencia fundamental en mi vida. Pero ciertamente fue una amistad donde compartíamos los mismos puntos de vista. Sólo Ida Gramcko fue mi maestra. Y su clase magistral duró toda una noche-madrugada, en el año 1987, día en el cual ella me enseñó la diferencia entre la poesía hecha de imágenes y la poesía narrativa. De allí, mi camino lo hice solo, en solitario, pero teniéndolos a todos ellos como interlocutores. Ha sido muy triste verlos partir y el gran silencio que han dejado en la vida cotidiana. Sobreviven Calzadilla, Palomares y Silva Estrada. Del último no he sabido más desde 1995.

¿Crees que hayan dejado un gran silencio?
Sí, en mi vida cotidiana lo siento siempre. Yo, por ejemplo, hablaba con Ida al menos una vez a la semana. Con Elizabeht cada 15 días. Me refiero a ese silencio. A eso se suma ahora el silencio de Montejo. Sus emails nos me acompañarán más.

Entonces se puede decir qué sí has tenido maestros dentro de la poesía venezolana...
Ida Gramcko. En los demás reconocía mis propias maneras de ver el mundo. Cuando Juan Sánchez Peláez quería decir que un poeta no era bueno, expresaba: "Es que no tiene buen oído". Y lo mismo pensaba yo. En esas coincidencias y en que amabamos a los mismo auotres se fundaba nuestra amistad. Y nos divertíamos muchos. Tengo de Juan muchas anécdotas que algún día te contaré. Una vez, por ejemplo, lo encontré muy deprimido. Era el año 1990. Y su esposa, Malena, me hizo pasar a su cuarto. El poeta estaba seriamente deprimido; no quería levantarse de la cama. Parecía que era un dolor físico. Al rato me alcanzó un libro de Vicente Gerbasi (Iniciación en la intemperie) y buscó un poema que le dedicaba (titulado “Juan Sánchez Peláez), el cual era muy malo, con un pésimo final. L poeta estaba mortificado y sufriendo, no porque Gerbasi le hubiera dedicado un mal poema, sino porque Gerbasi había publicado un malísimo poema. Se preguntaba: ¿Por qué no me dio a leer el libro antes de publicarlo, como hacía antes? Así eran Juan Sánchez Peláez.

De hecho, sé que Juan, hasta poco antes de morir, le hizo una especie de inquisición a uno de sus primeros libros del cual no estaba satisfecho... y que en su biblioteca, casi todos sus libros tenían tachones y enmiendas; les pegaba papeles escritos a máquina con los versos corregidos… eso demuestra su nivel de exigencia.
En realidad, Juan cambiaba de gustos con frecuencia. Hay otra anécdota. Un funcionario de Monte Ávila, Gabriel Rodríguez, sugirió que cambiara algunos poemas de su Poesía Completa. Y a Juan le pareció bien. Luego cuando salió su antología "Poesía", prologada por Adriano González León, se arrepintió desmesuradamente. Y estuvo muy preocupado y dolido por años hasta que salió de nuevo su "Poesía", en una edición renovada, el volumen azul con el prólogo de Leonardo Padrón. Recuerdo que me dijo que lo comparara, que esa sí era su POESíA, que él quería que yo lo tuviera…Sabrás que mi libro de Fundarte lo tuvo a él como lector. La nota que le hizo en esa oportunidad aparecerá en la segunda edición de El sedero de los pájaros, que está ya por salir.

¿Te sientes cercano a alguna corriente de la poesía venezolana, o algún poeta en particular?
Al único poeta que siento cercano por la temática es a Eugenio Montejo. De hecho, he encontrado mucho parecido, pero no se puede hablar de influencia en este caso. Trabajamos con los mismos elementos. Hay cosas que él escribió que por momentos me resultan muy cercanas, que yo no escribiré, porque yo las diría de otra manera. Me refiero a versos, no fragmentos largos.
Y en la crítica literaria siento muy cercana la voz de Ida Gramcko. A veces tengo que cambiar algo que se me parece mucho a ella. Es que la leí por muchos años.

¿Y podemos hablar de influencias de otros poetas o artistas?
No. Mi poesía es una isla solitaria. Y no sé si sea bueno o no. Por lo menos demuestra que no he tenido a nadie en mente mientras escribía.

Es decir, ¿estudia toda o casi toda la historia de la poesía universal y no asimila ninguna influencia?
Las influencias logro transmutarlas conscientemente, pero el asunto es más complejo. Muchas veces no logro la escritura de un verso y recuerdo un procedimiento de determinado poeta y encuentro la solución. La poesía que conozco, más que influencias, me regalan caminos a seguir. Los grandes poetas no son influencia para mí sino guías, que es otra forma de la influencia, si a ver vamos.

Usted dice que siempre aspira el poema sorprendente ¿Alguna influencia del relato breve? (Cambiemos la palabra influencia por aprendizaje).
No, es al revés. Mi poesía me ha llevado al cuento breve. Tengo un libro inédito de micro cuentos. Son cerca de 90. Digamos que el micro cuento es "una poética de la brevedad"

¿Su afán por el poema breve (y el relato) se debe a algún gusto particular o es más bien una forma de expresión espiritual, propia de su ser?
Mira, supongo que originalmente se debió a poetas como Giuseppe Ungaretti, pero luego seguí escribiendo poemas breves por propensión natural a la síntesis absoluta, a la brevedad.

Algo propio de tu ser…
Es lo más convincente como explicación. Pero en mi libro El sendero de los pájaros te encuentras ya con poemas más largos. O en mi libro Tarabana, donde doy a conocer poemas de largo aliento.

Recuerdo Tarabana. Allí hay un vuelco total de tu poética; incluso exploras en la diagramación de los versos...
Sí, es otra voz la que hay allí. Exploro en el corte de los versos a la manera de Reverdi. Y lo admito, todo eso hay sido hecho ya. Lo importante es cómo abordo los temas, que sí es de una manera completamente personal.

¿Cuál es tu apreciación respecto a la nueva poesía venezolana?
Te sorprenderá mi respuesta, pero no la conozco. Está Belmonte (creo que así se escribe), que incluso tiene un libro de cuentos. Ya no tengo curiosidad por estar al día en lo que se escribe en Venezuela.

¿Y en Lara?
Con respecto a Lara no hay ninguna voz nueva desde que publiqué mi Antología de la poesía universal de estado Lara (2007). Sólo he conocido algunos poemas de María Auxiliadora Chirinos, que me han interesado mucho. Ahora, si me tocara hacer la antología de nuevo, seguro que la incluiría con esos poemas.

Lástima que no la incluiste en la pasada antología... es muy buena…
Sí, pero ella no ha publicado todavía esos poemas. Te diré que lo importante de mi antología es que recoge voces como Roberto Montesinos, Marco Aurelio Rojas, Rafael Michelena Fortoul (Chicharrita), Julio Garmendia, Pío Tamayo, Antonio Castellanos, Venegas Filardo, Luís Beltrán Guerrero, Hermann Garmendia, Elisio Jiménez Sierra, Alí Lameda, hasta llegar a Rafael Cadenas y a los poetas más recientes. Esa selección no se había hecho y tenía que hacerse.

Por cierto muy controvertida la Antología ¿No? Por aquello de bajar del pedestal a algunos poetas que "otros" consideran consagrados.
No estoy enterado de las opiniones que ha despertado mi antología. Sobre lo que dices, simplemente dije lo que aprecio (veo) de cada poeta seleccionado.

Hacer una antología trae sus consecuencias... ¿Verdad? buenas y malas... el hecho es que representa un gran aporte, si se hace con honestidad...
Los que no aparecen en la antología no merecen estar allí, al menos hasta 1945. Esa es la verdadera antología. De la segunda parte puedo eliminar 10 poetas y el panorama no cambia en absoluto. Es que eran mejores los poetas los existentes hasta el año 1945.

Para concluir, Yepes Azparren, ¿Cuál es tu convicción como artista? y ¿qué mensaje les envías a los jóvenes escritores..?
No tengo convicción alguna. Sólo he hecho lo imposible por escribir una poesía que se desarrollara dentro de la corriente musical o de la fonación de las palabras. Y lo he conseguido a costa de malograr mi vida. No sé vivir en esta sociedad de compra-venta. Debí haber vivido en otra época. Y seguramente hubiera tenido la misma concepción de la poesía. La poesía es lo único que me importa.
En cuanto a los jóvenes, le sugiero que se dediquen al cuento o a la novela.

¿Por qué sólo la narrativa y no la poesía? Me parece injusto…
La poesía exige demasiado para ser auténtica. Son muchos los sacrificios que exige a cambio de nada. Por lo menos en estos países escribir es inútil. Al buen poeta le cuesta mucho dar a conocer su trabajo. Eso lo decía José Ángel Valente y es una verdad inocultable. Pero si el escritor quiere ser poeta, que lea las Cartas a un joven poeta de Rainer María Rilke, a ver si todavía no se desilusiona. Aunque te confieso que yo fui feliz mientras escribía. Eso es innegable.

Barquisimeto, 23 de junio de 2008.
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miércoles, 28 de mayo de 2008

LA POLÍTICA ES TODO, TODOS SOMOS POLÍTICOS

Entrevista a Gilberto Agüero Gómez, por Juan Manuel Parada y Roberto Valecillos.
Dramaturgo barquisimetano, nacido en 1940, ha sido galardonado desde muy joven con importantes premios nacionales, como la Bienal Antonio Arraiz que recibió en 2005 por su obra LA PRIMERA ORQUESTA LATINA DE MUJERES. Se pasea del humor a lo dramático con admirable fluidez. No frecuenta grupos literarios, y cuando se le preguntó si pertenece a una generación literaria simplemente respondió: Nada qué ver… soy solísimo.

¿Qué determina el tratamiento del conflicto en tus obras?
Uno mira el conflicto según sus propias convicciones. Son éstas las que van a hacer la mirada sobre él; es decir, ello determina cómo va a ser el tono, si dramático o humorístico —y a veces queda entre los dos tonos, queda un «café con leche»—.

¿En qué se te hace más cómodo trabajar: humor o drama?
Creo que al principio se me hacía más cómodo el drama, porque de joven era muy serio. Después, con el tiempo, uno va adquiriendo ese tono de humor que, no porque sea humor, deja de ser incisivo. Es decir, eso lo determina el tema, lo determina el momento y tantas cosas que pueden operar: las influencias de otros autores… Hay momentos en que tú estás trabajando un drama, y al final surgen cosas que hacen reír, y aún así no dejan de ser dramáticas. Son cosas en las que el drama está por dentro y la risa proviene de afuera, del que está observando.

«Amelia de segunda mano», tu segunda obra, Montada en 1970 por Román Chalbaud en «El Nuevo Grupo», muestra algo de ese «café con leche» que mencionas ¿Cómo la recibió el público?
El público la recibió muy bien. Los críticos dijeron que no tenía vigencia tratar problemas sobre embarazos, porque eso era caldo de cultivo de las telenovelas. En ese momento había teatro del absurdo que era el que causaba sensación, en los años 60 con diez años de retardo, cuando vino para acá. Pero eso era la moda y pensaban que todo el que quería escribir tenía que lanzarse por esa autopista que habían dictaminado los europeos.

Y lo hiciste con El gallinero y La identificación donde le diste un total vuelco a tus códigos dramatúrgicos…
Claro. Me sirvió mucho, es decir, mientras escribí Ciclón sobre barcos de papel y Amelia… y la gente me llamaba costumbrista o folklórico, traté de ver si podía avanzar hacia el teatro moderno, el internacional, el que en ese momento estaba en boga que era el del absurdo. Traté de trabajar los temas absurdos con Jugar con arena, con La identificación, con El gallinero; pero fue un intento y no creo que estuvieron tan mal. Luego me di cuenta que era mejor mirar a mi país, a mi gente, mirarme a mí mismo, a mi ombligo y hablar sobre eso.

La identificación se ha montado muchas veces…
Se han montado muchas y no la he visto nunca. Porque incluso, Romeo Costa, profesor del IUDET, me dice que él la tiene como tarea de fin de curso en la Universidad. Pero nunca la he visto.

REALISMO Y POLÍTICA…
¿Te consideras un autor del teatro realista?
Yo creo que sí. No me puedo escapar de eso.

La familia y sobre todo el poder que ejerce la mujer sobre sus esposos e hijos, es una constante en mucha de tus obras, por ejemplo: la madre sobre su hijo en «Ciclón sobre los barcos de papel»; la mujer sobre su esposo en «Jugar con arena»; y nuevamente la madre sobre su hijo en «El solista».
Vivimos en un país donde manda el matriarcado. Aquí, en los hogares, quien manda es la mamá. Los papás sólo traen los suministros; pero los hogares se levantan bajo la égida materna. Somos un matriarcado, en cierto modo, y eso no deja de sentirlo uno como escritor e incluso como gente preocupada. Eso hace que uno tenga siempre la sombra de una madre que lo guía… y sentimos más ausente y desvaída la figura paterna. Y ello opera en mí como autor.

¿Y cómo opera la política?
La política es todo. Me empezó a importar desde que comenzó el proceso. Como etapa te diré que estoy viviendo una nueva, donde lo que me preocupa más es la cuestión política; entender los problemas que conlleva esta sociedad nueva, este sistema que se está tratando de colocar, esta preocupación por los desposeídos y todo lo que tenga que ver con la guiatura de un país preocupa a los que habitamos en él. Es más, considero que desde que me ocupé de la cuestión política mi teatro se vitalizó. Y es que todo el mundo escribe teatro político, es decir, incluso aquellos que están hablando cuestiones ajenas a la política y no levantan su voz de protesta contra el sistema imperante, están siendo alcahuetes de ese sistema y por ende políticos; entonces el escritor que pretende que no escribe política, lo está haciendo; porque considera que el sistema establecido es perfecto. Todos somos políticos.

Es una postura, más bien…
Es una postura, porque piensan que la política es defender al desposeído. ¡No! político también es si tú hablas maravillas de lo que está imperando. No estás hablando política pero estás alabando tanto lo que ocurre, que tomas una posición. Eso no se puede negar.

Cuando abordas temas políticos acudes al humor y a la ironía con personajes como el Dr. Tres Adjetivos o Musa Apracur…
Esos personajes son personajes de verdad realistas, que he visto, que conozco, que los he oído hablar para llevarlos a los ojos de la gente, incluso ese personaje «Tres Adjetivos», está basado en alguien muy conocido y para construirlo hice una recopilación de todos sus discursos y luego, como una colcha de retazos, los uní y resultaron, a veces, divertidos.

¿Te consideras parte de alguna escuela, movida, grupo literario o «arrejunte» generacional?
Nada qué ver... ¡Soy solísimo!

LOS INICIOS
Algunos autores o libros capitales para ti.
Dentro de mi crecimiento como dramaturgo está, incluso, un viaje que hice a Bogotá, donde compré todas las obras de Eugene O’Neil, porque me había encantado la película: El deseo bajo los olmos. Por eso mi primera obra es totalmente realista, aristotélica, porque es la única que tengo con tres actos, con planteamiento, nudo y desenlace, y eso lo adquirí de él. ¿Qué otro autor? Cuando iba a escribir Ciclón sobre los barcos de papel, estaba muy influenciado por Edward Albee, con esa obra que era candela en ese momento: Quien le teme a Virginia Wolf, la cual trata esa violencia soterrada entre personas cultas… yo lo llevé al medio hogareño, ¿otros que me han influido? Harold Pinter es hoy por hoy el autor que más me influye. Las influencias son maravillosas, te muestran caminos a seguir, te llevan por veredas que tú no pensabas transitar, querías pero no sabías que se podían transitar, las influencias es lo más grande que tiene el ser humano, porque incluso el vocabulario es de los demás, uno no inventó la lengua. Todo escritor está influenciado por montones de escritores, unos más que otros, y son los que nos llevan a querer contar.

En tu caso, por medio de la dramaturgia…
Cuando estaba en el liceo, mi profesor de literatura hizo un concurso de cuentos. El mío quedó empatado en el primer premio. Desde ahí quise hacerme escritor. Es más, yo desde la primaria quise ser escritor, porque mi capacidad de dibujo me llevaba a hacer historietas. A medida que fui dándome cuenta de mis limitaciones como narrador, creí que el teatro era la vía más fácil en la literatura y por eso me lancé por ella, porque a mí me resultaba fácil, más fácil que la narrativa. Entonces queriendo irme a estudiar cine a Londres, vi un concurso de teatro en la Universidad del Zulia donde pagaban dos mil bolívares que necesitaba para irme, mandé y me sorprendí al ganar; luego alguien me aconsejó: Haz tu nombre aquí en el teatro, porque es una tontería que hayas ganado ese concurso y te vayas; le hice caso y me resultó; y aun cuando, después hice intentos en la narrativa, siempre es en el teatro donde he trabajado a mis anchas, con menos trabas.

¿Cuándo te sentiste realmente dramaturgo?
Creo que después sufrir el trance donde estuve a punto de morir se abrieron nuevas perspectivas en mi vida y me di cuenta que era dramaturgo porque lograba plasmar lo que quería; luego de eso me lancé de frente con el teatro político. No he estado en ningún partido ni lo estaré nunca, hablo de la política, la que involucra al hombre sencillo, que los hombres que se llaman complicados, tratan de imponérsela como bozal.

EL NUEVO GRUPO, TELEVISIÓN Y CINE…
Luego de ganar aquel importante premio, a los veintiséis años, te vas al Nuevo Grupo en Caracas ¿Cómo influyó ello en tu crecimiento?
Fue indispensable para crecer como dramaturgo. Cuando me gané ese premio, una amiga me dio el número telefónico de Isaac Chocrón, quien me invitó a formar parte de El Nuevo Grupo, dándome trabajo como asistente de dirección. Trabajé como loco porque en realidad nunca lo había hecho y aprendí más de lo que hubiese podido aprender en tres años. Me integré y fui asistente de dirección de Román Chalbaud, de José Antonio Gutiérrez, de Cabrujas, de Romeo Costea y con ellos tomé lo que no conocía y crecí más como autor.

¿Hubo una persona fundamental dentro de El Nuevo Grupo, que haya tendido una mano, un consejo importante?
Creo que todos en su momento fueron importantes para mí. Cuando trabajé con Cabrujas aprendí muchísimo. Él me dio los instrumentos para la televisión. Con Román aprendí el carácter humano y sencillo para lograr las cosas que se propone el montaje. Con Isaac aprendí la síntesis, saber quitarle a tus propios parlamento lo que sobra. Isaac, quien es un director tan preciso, me enseñó no divagar con los vocablos. Ojo, no confundir con el divagar que tiene la tendencia del teatro actual, porque eso es un divagar que va mostrando las entrañas, como el de Harold Pinter. Es un divagar donde aparentemente está divagando el personaje, pero ese personaje está hablando de sí mismo, sin estar hablando de sí mismo. Es un teatro más moderno que, digamos, une los puntos del teatro realista y el absurdo. Ahí calan ambos. Porque la vida es así. La vida no es totalmente absurda como la proclamó Ionesco, ni totalmente realista como la propone cualquier otro. La vida es una mezcla, así como uno va a un entierro y termina riendo, porque hay alguien que se pone a contar chistes. Es el contraste.

¿Hay para ti una diferencia entre escribir para la televisión y escribir para el teatro?
Cuando escribes teatro o escribes narrativa o poesía, estás dándole salida a tu «YO», a lo que piensas, a lo que sientes, a lo que miras, a lo que consideras injusto justo. En cambio cuando vas a trabajar en la televisión no eres más que un obrero de las letras. Te pagan un sueldo para trabajar, sobre todo los que trabajan en telenovelas, les pagan un sueldo para que haga lo que allí se dice, lo que allí se esboza que generalmente va por los cánones tradicionales. ¿Cuáles son los cánones tradicionales? Los de todas las novelas: muchacho encuentra muchacha, impedimentos, llevan que esos amores no se conciban hasta que en tantos o cuantos capítulos se logran. Las historias que pueden llevarse en dos o tres días, llevan doscientas sesiones. Entonces se es un obrero porque el escritor debe desarrollar escenas donde no comulga con las actuaciones de sus personajes, ¿por qué? Porque el diagramador de la novela que es quien lleva las riendas, y además es quien coge mejores reales.
Tuve una vez la experiencia, que creo que muy pocos la tienen, de escribir una telenovela que terminó siendo una miniserie de veintisiete capítulos: Las marquesitas. Ahí sí lo hice yo todo: guiones, libretos y nadie me influyó para nada. Y sucedió cuando un poeta, cuyo nombre no recuerdo, gerenció el canal.

¿Y cómo fue el impacto de esa novela?
Se recibió muy bien, incluso aumentó el rating del canal de 2% a 12%. Me siento orgulloso de ella, de sus errores y virtudes, son mi entera culpa. De las demás novelas no te puedo decir nada. Cuando las reveo, no sé si las escenas son mías o de otros.

¿Trabajar sobre textos de otros te embasuró o te permitió acumular el potencial creativo que luego desbordarías?
Eso acumula potencial creativo, porque es un desafío. Un escritor debería, en cierto momento, entrar a la televisión o a la radio, ¿por qué? Porque eso le da madurez en el lenguaje, le da capacidad para responder a lo que se le está pidiendo. ¿Tú eres escritor? ¿Te pagan porque escribas? Bueno, trabaja ahí, escribe. Después, cuando te canses, considéralo como un trabajo y déjalo.

¿Cómo te sentiste trabajando sobre el guión de El Caracazo? ¿Cómo fue esa experiencia de obrero de la palabra, porque al fin de cuentas, esa fue la labor allí? A mí me llegó el guión cuando ya estaba terminado por Rodolfo Santana. Román Chalbaud me lo mandó y me dijo que le hiciera un tratamiento a ciertas escenas y yo se lo hice. Pero trabajé sobre un molde ajeno, es decir, lo que hice fue... ¿Endulzar? Me parece injusto... ¿Enriquecer? También me parece injusto porque quiere decir que el otro venía empobrecido. No. Lo que hice fue poner un poco de mi personalidad, porque uno nunca deja de arriar con su personalidad. Puse un poco de mi mirada sobre esos personajes y agregué algunos y les hice un cambio, pero leve, siempre trabajando sobre el molde que me entregaron. Me sentí satisfecho porque fueron tomadas en cuenta muchas cosas. Pero no hice un trabajo creativo mío.

¿Qué opinas del resultado?
Ya te dije que trabajé sobre un guión ajeno. Me parece que quien hizo el montaje no vio las posibilidades y se desbordaron las arbitrariedades de su tijera.

LA ASISTENCIA DE DIRECCIÓN…
Coméntanos de tu experiencia como asistente de dirección…
En realidad, a la asistencia de dirección, yo nunca le tuve amor. Yo le tuve el deber cumplido, más nada. Me sentía muy satisfecho cuando cumplía todo, cuando no había errores. Incluso me recuerda una anécdota cuando trabaja con Cabrujas, en Sabor a miel, que yo le dije a él que se sentara entre el público que todo estaba listo para el estreno. El confió en mí y se sentó. Muchos le preguntaban que qué pasaba, que por qué él estaba entre el público. Sin embargo, esa sensación del deber cumplido fue muy satisfactoria, pero me quitaba mucho tiempo para escribir. Cuando estaba en la asistencia de dirección, todos mi pensamientos estaban ocupados en lograr el montaje. Entonces lo creativo se iba quedando, lo iba dejando para después. Sin embargo, no me arrepiento de la asistencia de dirección, yo creo que hice cinco. Porque me dieron entonces todo el paso firme para recorrer el resto de camino que me quedaba en el grupo de teatro.

¿Crees que esa es la manera de formarse como director?
Para dirigir se necesita haber sido asistente de dirección. Nadie puede tirarse a dirigir sin haber asistido, porque los errores le van a aparecer y no se va a dar cuenta. Es como el pintor que empieza a pintar por su propia cuenta y no ha visto a un pintor antes que por lo menos le enseñe a disolver a tirar pinceladas; perderá mucho tiempo. Así es el asistente de dirección con el director, va encontrando los pasos para discernir mejor lo que se quiere con la obra. Y cuando le toque a él, pues ya podrá recordar el director que él vio trabajar cómo resolvía los problemas de texto.

Imagino que luego de esa experiencia, cuando ibas a escribir lo hacías en función de lo que podía ser el montaje.
El escritor no debe pensar en función del actor. No debe pensar: estoy escribiendo esta obra para que me la interprete o se parezca a Fulano y Zutana. El escritor debe escribir en base a seres vivos, no a artistas que le van a interpretar. Tú tienes que escribir para ti, lo que miras, tus convicciones. El que no tenga convicciones no puede escribir, porque tiene que estar convencido de algo para tratar de decirle a los demás que aquí hay una opción.

MORAL Y CONVICCIONES….
¿En qué radica la moral del artista?
En las convicciones. Si tú no estás convencido de una cosa eres una hoja al viento y cualquier opinión te lleva para allá y para acá. En cambio, si tú tienes convicciones... Esa es la base de la moral. Yo me comporto así y asao porque creo esto y lo otro.

¿Algunas de tus convicciones?
La verdad. La verdad es lo más esencial. Si tú buscas la verdad aunque te duela, estás buscando lo más valioso, porque por más que te distraigas con fuegos artificiales para ocultarla, terminas avergonzándote de ti mismo si no tienes la valentía para decirla.

Alguna opinión para aquellos que intentan hacer teatro en Barquisimeto...
¿Qué les puedo decir? Yo he intentado hacer teatro aquí en Barquisimeto cuando estuve en el taller de Estudios Teatrales, monté tres obras nada más, pero costaba tanto… y la manera de pensar de los entes culturales, es que el artista debe trabajar gratis, y mientras no se aprecie su trabajo no se puede hacer teatro.

¿Cómo te sientes a tu edad?
Gilberto Agüero tiene 66 años. Hace 40 años se ganó un importante Premio de Teatro y creyó que iba a tener renombre a través del tiempo y mira, han pasado 40 años y... igualito que antes. Ni siquiera se ha montado El ciclón sobre los barcos de papel. En Caracas, por ejemplo, no lo han montado, sólo en Maracaibo lo hicieron y eso porque fue la obra ganadora en LUZ, lo editaron y todo, pero esa obra, ni siquiera porque una crítica como Helena Sassone la llamó en el año 67, una de las tres obras más importantes de la dramaturgia venezolana, ha despertado el interés de un director. Tal vez porque tiene nueve personajes y ahora lo que está de moda es que mientras menos personajes más posibilidad hay de montar.

¿Algún mensaje que le puedas dar a los jóvenes escritores?
Escriban, escriban, escriban. El que no escribe no es escritor. El que es escritor es porque siente la necesidad compulsiva de escribir para sentirse parejo en su vida. Siente que le falta algo si no está escribiendo. Las cosas que le llaman la atención, las cosas de las que duda. Todas esas dudas es necesario escribirlas. ¿Que no hay quien te monte la obra de teatro? ¿Que no hay quien te edite el libro de poemas? Eso no importa. Tú tienes que escribir y seguir escribiendo. Yo tengo unas cuarenta y dos obras de teatro de las cuales pocas han visto luz. Si yo me amilanara por el silencio que tiene la gente de teatro con mis obras, pues no escribiría nada. No. Para mí es compulsivo escribir y siempre estaré escribiendo; me siento dichoso haciéndolo, aunque nadie llegue a montarlo.

Barquisimeto, 2006
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domingo, 2 de marzo de 2008

NO SE LO DIGAS A NADIE…

Entrevista con el Terre.
Por Juan Manuel Parada


La oscuridad es plena. Un olor a orines y alcohol hace apretado el ambiente. Desciendo por la escalera improvisada con restos de árboles y piedras grandes; llego al zanjón, al lado del ferrocarril: el famoso hueco donde viven los piedreros de Yaritagua. Me impacta una hilera de luces a la altura de mi ombligo, se mueven como luciérnagas y aguzo la mirada para detallarlas mejor; rostros constreñidos, ojos abiertos mirando dentro de su propio ser, como asombrados, como contentos. Veo al Terre preparando una pipa hecha con latas de Coca Cola. Quedamos vernos allí, todos me ignoran. Reconozco en algunos de ellos amistades de la infancia que decidieron vivir un mundo paralelo al mío, más intenso… fugaz. El Terre y yo nos apartamos un poco y mantenemos esta conversación:

¿Andas drogado?
Desde ayer a las 3 de la tarde hasta hoy llevo como 120 piedras, más unos cuanto pases de perico, lo güeno de la piedra es que me pone activo, pendiente y tal… una luz y zass uno pendiente del gobielno y los sapos…

¿Cuánto cuesta cada piedra?
1200 bolos

¿Y cómo haces para conseguirla?
Compro tres, me lanzo dos y me pongo pilas, me echo un trago, se pasa la nota poco a poco y después la otra pagarrá nota; después me siento en la esquina y ahí llegan los pacientes, les hago la vuelta y me pichan algo…

¿Quiénes son los pacientes?
Los conejos pues… sifrinos que llegan a comprá y como se cagan pa entrá en el hueco uno les hace la vuelta… algo pichan… por lo menos dos piedra o un pase de perico… llegan ca`ratico… también martillo a la gente que pasa…

¿Cómo empezaste a consumir?
Empecé con basuco a los doce años cuando taba en segundo grado… siempre veía a un tío que se metía en el guate y ahí preparaba una vaina en una bolsa marrón; yo lo veía descargando calidá, coño me provocaba poneme así; agarraba después una bolsa y le echaba hojas de cajuaros, jajaaja, pa ve si agarraba nota… hasta que probé basuco con el neno y el negrito en el baño de la escuela… me puse una voladora, después agarré mínimo con la marihuana, jajajajj, el día que la probé no me levanté del piso porque pesé que había un tiroteo…
Cuando me lancé el primer bambinazo de Piedra la jallé tenza…esa nota que me pone activo, pendiente y tal, es calidá… le saqué el culo al basuco porque me pone a mandibuleá; anoche un carajo chirriao me tenía hastíao mascándose los dientes… y si uno anda con una geva la caga si se pone así…

O sea que lo tuyo es la piedra…
Piedra burriá… fumo jueves, viernes, sábado y domingo… pero lunes, martes y miércoles le meto sólo a la marihuana, me da hambre, las ollas tiemblan cuando me ven jajaja… yo no toy tan jodío como los gorilas del hueco que fuman todos los días, esos ya tán jodíos… es que yo no soy adicto, me meto na´más cuando bebo…

¿Te gustaría salirte de este barrio?
Y dónde voy a viví… de aquí pal hueco mi pana… jajjaja… el que es no deja de sé.

¿Atracas?
No me gusta… después que me dieron el batazo ése me quedé sano… me jodieron un ojo y la pierna… ¿mirá cómo los tengo?... la pure gastó cinco palos en la operación… como un millón y medio de piedras que rodaron ahí… jajajajja

¿Tienes novia?
En el hueco vive la Roraima… una catira de plata que han querido recuperá, pero nada… esa es mujer de nosotros… horita tá preñá, parece que es de nenito…

¿Tu mamá sabe que fumas?
Mire pana yo fumo alante de tuel mundo, un día la pure me preguntó si fumaba y sazz le prendí un tabaco en frente… yo la respeto pero eso es lo mío, en cambio el pure que no me diga nada, ese mamagüevo no vivió conmigo.

¿Trabajas?
Mato tigres en un taller los lunes, martes y miércoles, me gano como cuarenta lukitas que son pa comé y empezá la rumba, lo otro lo consigo haciendo vueltas, trampas, martillando…
Si consigo un trabajo güeno que me gane unos seiscientos, le doy dosciento a la pure, pago lo que debo y lo demás pa celveza y la piedra… una tía me dice que invierta en mercancía y tal… pero ¿pa qué? Si es la misma güevoná… todo me lo fumo.

¿Crees en Dios?
Más o menos.

¿Quieres casarte?
Puede sé y si llego a tené un hijo y me sale drogo ¿Qué mas? Tiene que sé como su papa…

¿Qué te gustaba cuando eras chamo?
El futbolito, cuando vivíamos en otra palte del barrio, otra gente… yo era defensa y le echaba bolas, pero el mundo da muchas vueltas, la pure se tuvo que mudá pal hueco y ahí veía a la gente tal y tal pasando a buscá la vaina y es arrecho chamo, esa es la pura crema y caí… pero cuando taba chamito andaba con primos buenos, le metíamos al depolte y tal, me enganchaba el fultbolito ¡hasta quedamos sub-campeones!... el bésibol no, un día chicharrón me metió un pelotazo y dejé la vaina…

¿Si no fueras drogo que te gustaría ser?
Depoltista… yo no desearía este mundo pero ya caí ¡qué coño! Si no fuera drogo… coño salí con una geva y tal, un empate de pinga… si la pure hubiera estado con gente sana yo no taría en este mundo… aunque era burde flojo. Jajaja.

¿Crees que puedas salvarte?
El que entra no sale, esa es una mentira del diablo y del espíritu santo

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domingo, 25 de noviembre de 2007

ENTREVISTA A JOSÉ ACOSTA: “El poeta es un analfabeto ilustrado”


POR JUAN MANUEL PARADA, 20/11/2007.

José Acosta, dominicano (1964), es poeta y narrador de dilatada trayectoria, galardonado por sus libros en Francia, Venezuela, USA, México y República Dominicana. Su logro más reciente es el VI Premio Internacional de Poesía "Nicolás Guillén", el cual obtuvo con su poemario El evangelio según la muerte, libro de poesía en prosa donde la luz se diluye en sombras y la vida se desdibuja en imágenes contundentes.


¿Qué te seduce tanto de la muerte?
La muerte es una mujer de espaldas que, una vez te acercas, se te pierde en la oscuridad, dejándote los ojos abiertos.


Oscuridad y sombras... Veo en El Evangelio según la muerte un permanente juego con estos elementos.
Yo estuve al lado de mi madre cuando moría, eso me tocó muy vivamente, y me hizo revalorar lo que había alrededor: amigos, vecino, el patio de la infancia, el camino por donde anduvimos alguna vez y que ya la maleza se traga... y el olvido. Fue una manera de aprender a ver, un modo de despertar de esta ilusión que llamamos vida. La sombra es un velo de la luz.

Eres un hombre exitoso y sin embargo dices: Incluso al final de la carrera, al romper la cinta de la meta (…) fracasaremos, y esa es la verdad.
Yo creo que el fracaso y el triunfo van de la mano, están más cerca que las dos imágenes de una misma moneda. Cuando me levanto cada mañana sé, estoy seguro, que más allá de la puerta está agazapado, como un amigo, el fracaso.

Sino es comprender, ya que según tú es inútil, la intención de este libro, entonces ¿qué buscas con él?
Cuando escribo un libro no lo hago con una intención concreta: mi única intención, por llamarlo de algún modo, es sacar de mi interior algo que ya no quiere estar dentro. Liberar la fiera... o el ángel ¿quién sabe? Escribir es una descarga que nos hace más humanos, nos ayuda a mirarnos sin rencor en el espejo.

Un exorcismo...
Exacto. Solo que el demonio se queda para siempre a nuestro lado: el libro.

Sin embargo has logrado muchos éxitos con ellos, premios importantes...
Es cierto. Premios para el ego del escritor. El que escribe se libera y se va, y de lejos ve los colmillos babeantes del que recoge los premios.

¿Entonces crees en la teoría del poeta como médium?
Es muy cierta. La poesía es un acto de sinceridad, de la más pura sinceridad. Sin esa sinceridad no hay poesía, hay frases hechas, hay técnica plana, vacía. Por eso no se escribe poesía cuando uno quiere sino cuando ella viene a uno y pide salir de quién sabe dónde.

¿Y los recursos técnicos del lenguaje?
Una vez un profesor amigo puso a unos niños de tercer grado a escribir un poema. Uno de ellos escribió: "La luna es redonda y rota". Un verso bellísimo. Te aseguro que el único recurso de lenguaje que este niño tenía era su modo de ver el mundo, cómo el mundo salía de él a través de la poesía. El poeta es un analfabeto ilustrado. No quiero decir con ello que el escritor no debe conocer su herramienta de trabajo, que es la lengua.

¿Y cómo has hecho para enriquecer esa herramienta?
Autodidacta, en su mayoría. Me atrevo a afirmar que todo escritor lo es. A saber: ninguna universidad te enseña a escribir un buen poema. ¿No lo crees? te pueden dar las herramientas que facilitan la tarea, pero lo otro, ese ángel que te hace ir más allá, sólo te lo da el camino... las vivencias y muchas veces tu capacidad de pensar, de imaginar.

¿Pero sí es importante obtener recursos técnicos?
Importantísimo, sin ello, tendría serias limitaciones, pero el conocer el idioma no te hace poeta. La poesía está más allá del lenguaje. Es hundir la mano en la oscuridad y sacar una orquídea.

Hundir la mano en la oscuridad y sacar una orquídea. Tu poesía está llena de imágenes ¿alguna influencia plástica o cinematográfica?
Puede ser. Me gusta el cine pero no tengo muy buen gusto. Famosas películas me aburren y algunos "clavos" me divierten. Creo que las imágenes en mi poesía llegan de manera natural. Cada poema pide su lenguaje, como cada cuento o novela perfila su técnica.

¿Y alguna influencia de otros poetas?
De todos los que he leído: Huidobro, Neruda, Vallejo, Celán, Mallarme, Reyes, Mieses Burgos...

¿Te han servido de algo tus esfuerzos universitarios?
Sí, me ha enriquecido mucho. Soy agrónomo graduado con honores académicos en el Instituto Superior de Agricultura de la República Dominicana, hice estudios de hotelería en Córdoba, España, en 1994, a través de la cadena hotelera Occidental Hoteles, para la cual trabajaba como gerente de recepción en ese entonces. Luego en Nueva York, donde resido actualmente, hice estudios de Literatura en SUNY, y de ahí pasé a trabajar como periodista en el Diario La Prensa de esta ciudad, el periódico hispano de mayor circulación en EEUU. Un laberinto ¿no crees?

Imprescindible para el artista...
Exacto. Todo lo que he escrito viene de esas fuentes tan variopintas. Tengo una novela que se desarrolla en un hotel, y en otra unos niños salen a conocer el mar a través de territorios montañosos de mi país. Como ves, son escenarios que domino por los diversos trabajos que he ejercido.

¿A ver José, qué opinas de los premios literarios?
Son buenos, pero ocultan algo de crueldad. De 600 novelas que participan en, por ejemplo, el Planeta, siempre hay 10 que merecerían ganar, y uno se pregunta, ¿qué pasa con las otras 9? Pues bien, unas tal vez encuentren mercado, pero yo sé que hay una (o muchas en ese paquete) que acaso nunca verán la luz y tal vez ésa sea la gran novela del siglo en que vivimos. Es una realidad.

Has ganado tantos premios importantes que uno se pregunta ¿hasta dónde llegará José?
Yo, como escritor, tengo dos sueños: vivir algún día de mis libros, de modo que me pueda dedicar enteramente a escribir; y crear un centro de asistencia al escritor en mi país, una especie de casa, con cafetería, habitaciones, patios floridos, donde el escritor, al entrar, pueda decir: este es mi hogar en la literatura. Un sitio donde, por ejemplo, un escritor de escasos recursos, que desee leer toda la obra de Víctor Hugo, pueda durar una semana hospedado con todas las facilidades y donde se le atienda como a un rey, sólo por tenerle amor a la literatura.

Es decir, volver a tu país y no morir en Nueva York… como dice tu poema.
No quiero morir en Nueva York.



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