domingo, 7 de agosto de 2016

LA ECONOMÍA COMO RECURSO DE COMPOSICIÓN

Del LibroTaller: Caminos del Cuento o Contar de Súbito, por Juan Manuel Parada.

¿Alguna vez te has preguntado qué extensión debería tener un cuento? La respuesta eficaz para esta pregunta que por lo general aturde al escritor novel, surge luego de leer El dinosaurio de Augusto Monterroso y El perseguidor de Cortázar. Ambos cuentos, considerados obras maestras del género van desde una frase (el primero) a más de cien páginas (el segundo), lo que abre paso a una afirmación importante: La dimensión del texto no determina el género.

Lo que sí determina su condición es la economía. Desde la primera frase, el cuentista incorpora únicamente los elementos que motoricen su trama y coadyuven a generar el efecto que se plantea recrear en el lector. Veamos qué opina Monterroso al respecto:

Lo que puedas decir con cien palabras dilo con cien palabras; lo que con una, con una. No emplees nunca el término medio. 

¿Y qué nos refiere Cortázar?
El cuento contemporáneo se propone como una máquina infalible destinada a cumplir su misión narrativa con la máxima economía de medios.

Si bien la cita de Chejov con la que he comenzado este tema obedece a sus técnicas para las artes dramáticas, véase su profunda relación con estos dos planteamientos. Nada, para ellos, debe ser gratuito o meramente decorativo, desde sus primeras frases, el cuento debe avanzar de forma vertical en el espacio literario, sin distracciones inútiles, siempre en busca de lo que el autor tiene en la mira. Para ilustrar mejor este concepto les traigo la opinión de Horacio Quiroga:

Para comenzar se necesita, en el noventa y nueve por ciento de los casos, saber a dónde se va. La primera palabra de un cuento -se ha dicho- debe ya estar escrita con miras al final. 

Y continúa Quiroga proponiendo un ejemplo: 

Comienzo del cuento: "Silbando entre las pajas, el fuego invadía el campo, levantando grandes llamaradas..."
Final de cuento: "Allá a lo lejos, tras el negro páramo calcinado, el fuego apagaba sus últimas llamas..."

Como ves, los cuatro autores coinciden en la importancia de moverse dentro del espacio literario de un cuento, con la máxima economía de los recursos disponibles. Y llegados a este punto surge otra pregunta ¿Por qué es tan importante la renombrada economía si disponemos de diversos elementos tanto estructurales como de lenguaje, por medio de los cuales podríamos conectarnos con el lector? Recordemos que la eficacia de un cuento se fundamenta en la intensidad, es decir en el grado de fuerza con que la historia avanza. Decía Cortázar:

Un cuento no es malo por el tema, porque en literatura no hay temas buenos ni temas malos, hay solamente un buen o un mal tratamiento del tema. Un cuento es malo cuando se lo escribe sin esa tensión que debe manifestarse desde las primeras palabras o escenas.

Recapitulemos entonces, la condición esencial del cuento es la economía de recursos; el autor debe avanzar sin digresiones para garantizar un movimiento infalible y profundo, que le permita ganar por knockout, o en otras palabras: El cuentista debe avanzar hacia el final acumulando toda la tensión posible, como si soplara un globo hasta más no poder y luego lo soltara para que se desinfle, y este símil no se refiere a finales efectistas o epifánicos, se trata de acumular tensión así el final sea abierto o sugerente. Incorporar desde las primeras frases solo lo que motorice la trama y apunte a recrear el efecto que se plantea con el relato, evitando piruetas innecesarias, lenguaje efectista y trucos para impresionar chicas. Lo que no se traduce necesariamente en ser lineal, previsible y austero. Se trata de, aun en los casos más barrocos y experimentales, ser preciso con el uso de elementos, es, como diría el cuentista español Ygnacio Ferrando: Matemática pura con alma, como esos relojes suizos donde cada engranaje tiene su sitio (y sólo ese sitio) y cumple una función (y solo esa función).

Transcribiré a continuación lo que me respondieran Gabriel Jiménez Emán y Luis Barrera Linares a una pregunta que les realicé en torno a la economía de recursos:

G.J.E.: En todo caso el cuento es el formato narrativo que se debe más a la precisión, a expresar de manera contundente, sin ambages, sin retórica, sin afeites, la condición interior y social del hombre, y no sólo del hombre: de los animales (y lo animal) de los árboles, plantas, flora, cielo, universo, cosmos, muerte … El cuento debe ser certero, no puede darse el lujo de desperdiciar nada y gana cada vez más lectores sobre todo por eso, porque el lector de hoy ya no tiene tiempo para perderse leyendo idioteces, para ir nadando en un río de palabras innecesarias.

L.B.L: Con el advenimiento de la Internet se han potenciado la fuerza del cuento y las exigencias para su escritura: brevedad, contundencia, concentración, reducción al mínimo de los ripios u otros elementos que perturben el desarrollo de lo que se desea contar. El cuento tiene que ser una cuchillada infalible, certera, si quieres lograr que su efecto llegue al lector y perdure en su memoria.

EJERCICIO:
1-Partiendo de alguna fotografía que de verdad te impresione, desarrolla un relato breve, considerando los conceptos hasta acá estudiados.

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