Del LibroTaller: Caminos del Cuento o Contar de Súbito, por Juan Manuel Parada.
Toda historia de ficción se constituye en acciones donde se genera y resuelve un conflicto, entonces, no hay cuento sino hay acciones y no acciones sin personajes. Son ellos quienes hacen avanzar la historia a través de sus parlamentos, decisiones, deseos, emociones, etc. ¿Imaginas El perseguidor sin Jhonny Carter o Ligeia sin Ligeia?
El escritor se apoya en personajes para desarrollar la historia que está contando, héroes, antihéroes, personajes secundarios, animales, objetos humanizados y hasta casas, le sirven como fuerza motriz de su ficción.
Un personaje
puede surgir a partir de la realidad propia o extraña, también de la
imaginación pura y creativa del autor, lo cierto es que ninguno de ellos, por
muy bueno, profundo o divertido que sea, podrá tener un puesto gratuito en la
historia.
La conexión
entre trama y personaje es íntima, indisoluble y absoluta, ya que el relato
es un enfrentamiento de visiones
distintas o de búsquedas contrarias, es decir de protagonista y antagonista, o
de personajes con propósitos contrapuestos.
Según la
magnitud de su papel en la historia se les clasifica en Protagonistas (Quienes aspiran lograr algo), Antagonistas (Quienes se oponen a las aspiraciones del
protagonista), Secundarios (Quienes
apoyan al protagonista o antagonista en sus aspiraciones o son motivo de ellas).
E.M. Forster los clasifica en: Redondos
(Quienes se debaten en constantes alternativas y modifican su conducta a lo
largo de la historia) y Planos
(Quienes permanecen idénticos, inalterables).
Un personaje
de ficción es convincente cuando imprime una huella en el lector, no importa su
papel dentro de la historia, sus acciones moverán fibras emocionales y será tan
cercano a quien lo lee, que no habrá duda de su vitalidad. Sus contradicciones
le darán tanto relieve que identificaremos las nuestras en él o ella. Será tan
único como universal y tan independiente de quien lo creó que podrá decidir su
destino en la obra. Un personaje de ficción verosímil nos hará mirarnos a
nosotros mismos identificando nuestros sentires en ella o él. Pero también será
discreto cuando le corresponda serlo, y estará supeditado a la historia que se
cuente, dándole protagonismo a ella misma, porque no siempre un personaje es lo
más importante. En El Perseguidor de
Cortázar, Johnny Cárter, el personaje principal, es el todo en el cuento, su
angustia, su talento, su Amorous son
el eje que motiva el relato. En cambio, Continuidad
en los Parques del mismo autor, se centra más en la trama, en la historia
dentro de la historia que en los amantes que se citan, sin rostro y sin
nombres, con el relieve justo para darle vida al cuento.
Como ves, la
importancia de un personaje para el cuento es que sin él o ella no hay
historia, ya que es quien desarrolla las acciones, quien hace avanzar la trama,
quien traza los caminos del conflicto al compás de sus anhelos, sus angustias y
en algunos casos sus miserias. Y para lograrlo con eficacia el desafío del
escritor es hacerlo verosímil, consistente, palpable aún en los casos que no
posee nombre, ni rasgos físicos. Porque hay personajes que con un par de
movimientos en la trama, surgen como una llamarada potente.
He aquí la
respuesta de tres cuentistas a la pregunta:
¿Cómo se construye un personaje creíble?
Luis Barrera Linares:
Convenciendo al lector de tu seguridad total acerca
de su existencia. Aquí no hay límites y esto no tiene que ver con lo real o con
lo imaginario y lo virtual. Si estás seguro de la “personalidad” de tu
personaje y él se comporta como debe hacerlo, el lector no dudará de él. La
credibilidad la pone el escritor y debe asimilarla el lector. También es
importante que un personaje resulte verosímil en el marco de la historia en que
aparece.
Gabriel Jiménez Emán:
El asunto de la verosimilitud es uno de los más
complejos en el arte narrativo, llevar al plano de la credibilidad algo que es
inventado, que es ficción, que el lector te crea esa “mentira”, en eso consiste
quizá el trabajo más arduo del narrador, y la verdad es que no sé como se
logra, será en todo caso con trabajo y más trabajo, cometiendo errores que
pueden ser luminosos y viviendo muchas cosas intensas, pero sobre todo leyendo
mucho. Los personajes de Hemingway, por ejemplo, en lengua inglesa, son
soberbios, extraordinarios, impactantes, están sacados de algo profundamente
vital; los personajes cotidianos de Raymond Carver realmente están creados para
que tú les creas todo. Los personajes de Gallegos, son creados en tres líneas,
es algo mágico cómo Gallegos puede crear personajes con algunas pinceladas, así
de un solo tirón, y cómo García Márquez te emplaza directamente a dialogar con
sus personajes. Es algo que sólo logran estos maestros.
José Acosta:
Convirtiéndose uno mismo en el personaje.
EJERCICIO:
1-Estudia el rasgo físico, sicológico y emocional que hace único o
única a cualquier persona que conozcas y a partir de ello desarrolla un cuento
breve, considerando la premisa de Hemingway: Un buen personaje de
ficción es como un Iceberg, sus 9/10 partes están debajo de la superficie.
No hay comentarios :
Publicar un comentario