Del LibroTaller: Caminos del Cuento o Contar de Súbito, por Juan Manuel Parada.
Imagina que estás apunto de iniciar un cuento, tienes la historia, los personajes definidos y hasta el tono del discurso. Te sientas a escribir y al plasmar las primeras frases no consigues concretar lo que tan claro tenías en mente, no avanzas o no te gusta cómo sale.
Lo que sucede con frecuencia es que comenzamos usando un enfoque que no favorece la historia, porque está tan íntimamente ligado el punto de vista narrativo con lo que se va a contar, que hacerlo de otra manera podría destruir toda posibilidad de éxito.
Cosas de enfoque. Ocurre igual con la fotografía y el cine. Hay ángulos que favorecen ciertas escenas al punto de hacerlas comunicar muchísimo más de lo que están diciendo con lo que muestran, como si desarrollaran un discurso doble, que subyace y se conecta con una sensibilidad superior. Así como también hay situaciones dignas de una fotografía, pero al ser mal encuadradas, pierden toda posibilidad plástica.
Veamos la siguiente situación:
Una mujer que luce un vestido ligero cruza la calle en el último
instante que le da el semáforo. Lleva las manos ocupadas con un jarrón de
cristal. Sopla un fuerte viento que le levanta la falda.
¿Cuál sería el enfoque si lo narramos desde la propia mujer que no desea verse desnuda en medio de la calle?
¿Cuál sería el
enfoque si lo narramos desde un estudiante que cruza la calle en sentido
contrario, y al que por cierto le gustaría darle una mirada a sus muslos?
¿Cuál sería el
enfoque si lo narramos desde aquella vecina de la mujer que ve la situación en
su vehículo?
Sin duda, la misma
escena, vista desde cada ángulo varía de forma sustancial. Cada mirada
representa una historia, con su sistema moral y estético, todo un cosmos.
Ahora profundicemos
en la Figura Discursiva, es decir,
esa voz que narra desde la primera, segunda o tercera persona y a partir de la
cual se genera el enfoque, determinando la puesta en escena de los
acontecimientos, o dicho en otras palabras, la composición plástica del relato.
1-Narrador Protagonista:
En este caso el
narrador es el personaje principal que cuenta desde la primera persona una historia que le atañe directamente. Ejemplo:
¡Es cierto! Siempre he
sido nervioso, muy nervioso, terriblemente nervioso. ¿Pero por qué afirman
ustedes que estoy loco? La enfermedad había agudizado mis sentidos, en vez de
destruirlos o embotarlos. Y mi oído era el más agudo de todos. Oía todo lo que
puede oírse en la tierra y en el cielo. Muchas cosas oí en el infierno. ¿Cómo
puedo estar loco, entonces? Escuchen... y observen con cuánta cordura, con
cuánta tranquilidad les cuento mi historia.
El corazón delator, Edgar Allan Poe.
2-Narrador Testigo u Observador:
Un personaje
secundario remite la historia de alguien, bien desde la primera persona, desde la segunda
o desde la tercera. Ejemplo:
Acuérdate de Urbano
Gómez, hijo de don Urbano, nieto de Dimas, aquél que dirigía las pastorelas y
que murió recitando el "rezonga ángel maldito" cuando la época de la
gripe.
De esto hace ya años,
quizá quince. Pero te debes acordar de él. Acuérdate que le decíamos "el
Abuelo" por aquello de que su otro hijo, Fidencio Gómez, tenía dos hijas
muy juguetonas: una prieta y chaparrita, que por mal nombre le decían la Arremangada,
y la otra que era rete alta y que tenía los ojos zarcos y que hasta se decía
que ni era suya y que por más señas estaba enferma del hipo.
Acuérdate, Juan Rulfo.
3-Narrador Omnisciente:
Es el narrador Dios,
lo ve todo, está en todas partes a la vez, conoce el estado interior de los
personajes, el pasado y el futuro, nada en la historia le es ajeno y es él
quien lo narra desde la tercera persona.
Ejemplo:
El dolor en el pie aumentaba, con sensación de
tirante abultamiento, y de pronto el hombre sintió dos o tres fulgurantes
puntadas que, como relámpagos, habían irradiado desde la herida hasta la mitad
de la pantorrilla. Movía la pierna con dificultad; una metálica sequedad de
garganta, seguida de sed quemante, le arrancó un nuevo juramento.
A la deriva, Horacio Quiroga.
4-Narrador Cuasi omnisciente:
Este narrador hace
el papel de una cámara filmadora. Narra en tercera
persona todo lo que está en su campo visual, pero de forma objetiva, desde
afuera, sin penetrar en el interior de los personajes. Ejemplo:
Raquel mordió una manzana, y todos sus dientes
quedaron en ella. Fue a su casa con la boca sangrando a avisarle a su mamá. La
mamá vino corriendo asustada a buscar los dientes de Raquel, y cuando llegó,
los dientes se habían comido la manzana.
La mamá quiso recogerlos, pero los dientes se levantaron y se comieron a Raquel y a la mamá.
Después, los dientes volvieron a la boca de Raquel, quien muy hambrienta corrió a pedirle a su mamá que le comprara una manzana.
La mamá quiso recogerlos, pero los dientes se levantaron y se comieron a Raquel y a la mamá.
Después, los dientes volvieron a la boca de Raquel, quien muy hambrienta corrió a pedirle a su mamá que le comprara una manzana.
Los dientes de Raquel, Gabriel Jiménez Emán.
En conclusión, saber
enfocar desde el ángulo que más favorece la historia y narrarlo desde la voz o
voces más adecuadas, es vital para tener éxito al momento de escribir un relato
breve.
EJERCICIO:
Una mujer que luce un vestido ligero cruza la calle en el último
instante que le da el semáforo. Lleva las manos ocupadas con un jarrón de
cristal. Sopla un fuerte viento que le levanta la falda.
Desarrolla un relato desde el punto de pista de la propia mujer,
narrándolo en primera persona, altérnalo con el punto de vista de un estudiante
que viene en sentido contrario, narrándolo en tercera persona y desde el punto
de vista de la vecina que la ve desde el carro, narrándolo en segunda persona.
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