martes, 2 de agosto de 2016

LA NATURALIDAD EN EL DISCURSO

Del LibroTaller: Caminos del Cuento o Contar de Súbito, por Juan Manuel Parada.

¿Imaginas los Doce Cuentos Peregrinos firmados por Cortázar o los Cronopios y Famas por García Márquez? Ambos son escritores de gran talla, influyentes, creadores de una prosa poderosa y distintiva, forjada en un estilo natural, nítido, libre de vana retórica. Su éxito como escritores se basa en lo único de sus estilos, sin duda poseen influencias de otros autores (¿quién no?) pero el hallazgo de sus obras radica en lo personal de sus voces y en la eficacia para contar historias.

Contrario a una prosa natural, tenemos la artificiosa. Como principiantes tendemos a caer en la “imitación de estilos” o peor aún, en el juego del lenguaje “culto”, atiborrando la historia que contamos con palabras rebuscadas o frases altisonantes que más allá de dejarnos muy mal con el lector, opacan cualquier posibilidad que tenga la trama.

Para ilustrar mejor este concepto, le abro paso a un verdadero maestro del cuento breve, Anton Chéjov, quien en una carta del 10 de abril de 1886, (con traducción de Carlos Pacheco en el libro Del Cuento Breve y sus Alrededores) le dice a su hermano: 

En mi opinión, una verdadera descripción de la naturaleza debe ser breve, poseer carácter y relevancia. Hay que acabar con lugares comunes como “el sol poniente, bañado en las olas del mar oscurecido, virtió su oro carmesí” o “las golondrinas, sobrevolando la superficie del agua, gorjeaban jubilosas”. Al describir la naturaleza, uno debe atrapar pequeños detalles, arreglándolos de tal manera que con los ojos cerrados se obtenga en la mente una imagen clara. Por ejemplo, si quieres lograr el efecto total de una noche clara de luna, escribe que un trozo de cristal de una botella rota, brilla como una pequeña estrella en el estanque del molino, mientras la sombra oscura de un perro pasa bruscamente como una pelota… 

Como ves, un estilo natural es el que se despoja de lugares comunes y bisutería innecesaria, reduciendo el texto a su esencia aún en los casos más barrocos. De allí mi motivación a comenzar con la frase “Escribir es reescribir”, ya que es por medio de la pulitura que los autores alcanzan la eficacia del texto narrativo y vuelvo sobre Chéjov: 

Usted como escritor tiene un defecto y uno verdaderamente grave: Usted no corrige… y por eso sus obras resultan adornadas y sobrecargadas… o es demasiado perezoso o no quiere amputar de un solo golpe todo lo que es inútil.

Para lograr una prosa natural, convincente y verosímil, es necesario evitar las “poses”. El lector no puede percibir un estilo fingido o artificioso porque dejará de confiar en la historia. En un relato eficaz, la historia contada está por encima del autor, de las palabras y de las técnicas, estos (en la mayoría de los casos), son instrumentos para conectarse íntimamente con el lector. Recordemos a Juan Calzadilla: En narrativa, el lenguaje es el medio, en poesía, el lenguaje es el fin. 

En Poe, por ejemplo, el uso de adjetivos está supeditado a la atmósfera (suspenso, terror o misterio) que sus cuentos recrean. García Márquez supo aprovechar el sincretismo cultural del caribe para articular una voz que hoy es conocida en el mundo entero. Cortázar, partiendo de la tradición oral, concibió un lenguaje plástico y dinámico con el que creó sus relatos fantásticos y sus monumentales novelas.

Estos tres íconos del relato breve pusieron a su disposición un amplio abanico de recursos lingüísticos, estructurales y literarios, pero es evidente la gran sutileza con que lo hicieron, o dicho en criollo: no se dejaron ver las costuras. Sus cuentos, hoy día, son motivo de estudio en importantes universidades y los críticos siguen volcados a la interpretación de sus técnicas, mas en el plano de la lectura sencilla, la de a pie, siguen sumando lectores y esto se debe a que cada historia tiene vida por sí misma, gracias a la naturalidad y eficacia con que fueron contadas; han trascendido a sus propios autores. 

Llegados a este punto, transcribo este poema de Charles Bukowski, donde queda manifiesto lo que es el estilo para este original escritor: 

Estilo
El estilo es la respuesta a todo,
una nueva forma de enfrentarse a algo peligroso o aburrido,
es mejor hacer algo gris con estilo que hacer algo peligroso sin ningún estilo.
Hacer algo peligroso con estilo es lo que yo llamo arte.
Las corridas de toro pueden ser arte,
el boxeo puede ser arte,
el amor puede ser arte,
abrir una lata de sardinas puede ser arte.
Hay pocos que tengan estilo,
muchos no pueden mantenerlo,
he visto perros con más estilo que las personas,
pero hay pocos perros con estilo,
en cambio los gatos tienen mucho.
Cuando Hemingway se voló los sesos contra la pared de un tiro
demostró su estilo.
A veces la gente te da estilo
Juana de Arco tenía estilo,
Juan el Bautista,
Jesús,
Sócrates,
César
García Lorca.
En la cárcel he conocido a hombres con estilo;
he conocido a más hombres con estilo en la cárcel
que fuera de ella.
El estilo es la referencia,
es una forma de hacer las cosas, una forma de vida.
Seis garzas de pie en un estanque
o tú, saliendo desnuda de una bañera sin poder verme. 

Como ves, no se trata de escuelas literarias, ni de estilos a lo Benedetti, se trata de ti, de expresarte como realmente eres, aunque estés ficcionando. O como diría Jiménez Emán: Lo que se debería alcanzar en todo caso es una voz, una escritura, un idiolecto.  

Podría enumerarte acá la diversidad de estilos que hasta ahora han clasificado los investigadores y expertos, pero he decidido en su lugar motivarte a explorar el camino hacia esa voz propia que según Sábato no es más que la manera personal de ver la realidad. Piensa en las seis garzas de pie en un estanque, o en ti saliendo desnudo (a) de la bañera sin saber que te ve Bukowski, es emocionante en su voz, pero lo más probable es que en la tuya no sea más que una pose, porque tus intereses son distintos y hasta únicos.

Decía Pascal:

Cuando uno se encuentra con un estilo natural, se queda asombrado y encantado: porque esperaba hallarse con un autor y se encuentra con un hombre. Pero, “estilo natural” no equivale a “estilo espontáneo”, ya que el lenguaje que surge espontáneamente es a menudo el más artificioso, debido a una subconciencia idiotizada de mala literatura. 

Y volvemos al punto de partida, la naturalidad y la sencillez son el resultado de un arduo trabajo de reescritura, oficio y honestidad. Ahora bien, es importante no caer en el error de pensar que nuestra vida es tan importante como para garantizarnos un éxito de originalidad. Proust, motivado por el olor, el sabor y la textura de una magdalena remojada en té, escribió el monumento literario que es En busca del tiempo perdido, a partir de un trabajo de evocación sensorial, pero nada garantiza que sentarse a escribir sobre nuestra vida íntima sea de por sí éxito y estilo. De hecho puedes lograr buenos cuentos con anécdotas o experiencias ajenas, es tu mirada sobre ellas lo que las hace únicas y universales, o dicho en otras palabras, tu mirada y la forma cómo la expresas, es decir, tu idiolecto.

Para concluir, algunas sugerencias:

-Evita el exceso de formalidad porque te enfría el discurso.
-No seas enfático, es mejor susurrar que gritar.
-Matiza el discurso, evita dejar todo en evidencia, un sí podría ser un quizá y hasta un no.
-Evita las frases altisonantes o rebuscadas, sé sencillo.
-No te tomes la literatura tan en serio, recuerda la plasticidad del lenguaje, su carácter lúdico, sus infinitas posibilidades.
-Como dice Hemingway, ten alerta el detector de mierda.
-Escribe, engaveta y reescribe cuantas veces sea necesario.
-Lee en voz alta, escúchate y suprime todo lo que haga ruido.

Ejercicio:
Partiendo de algún hecho destacado de la historia contemporánea de tu país, rememora una imagen vívida de tu experiencia personal y desarrolla un relato natural. Haz uso de tu memoria sensorial (olfativa, táctil, visual, gustativa y auditiva).

1 comentario :

Yoemixon Mujica dijo...

Excelente, verdadero, sin desperdicio y absolutamente aprovechable el contenido..Aplausos de pie para el autor y para los que toman o tomamos cada vez más enserio la responsabilidad propia y hacía los demás, de la necesaria tarea de ser en cada escrito más breve y conciso sin perder el encanto de la prosa y la belleza universal de la literatura....Por los que seguimos aprendiendo y aprehendiendo, mil Gracias Juan...